Las mujeres de mi vida / Mi primera mujer

Son muchas las mujeres de mi vida. Y las nombraré en el orden que las conocí. No es jerárquico, aclaro. Todas han sido importantes, y el espacio que ocupan es exclusivo. Ninguna sustituye a la otra.

Todos tenemos una como la primera que mencionaré y a la cual dedicaré esta nota. Pero, la mía es especial. No tuve que enamorarla para capturar su corazón. Incluso, la intención de conocernos no nació de mí. Ella me amó primero. A primera vista.

Todavía me ama. Su amor no tiene límites. Probablemente es la única persona que me amará siempre, a pesar de mí. He intentado corresponderle. A veces acierto, pero son muchas más las veces que la he decepcionado. Pero su amor no merma. Es incomprensible.

Me enseñó mucho. Aún lo hace. Su primera lección fue de carácter. Bastaba una mirada suya para saber cuando cometía un error. Por cierto, eso lo aprendí también. La Convicción. Un valor trascendental, y que me lo supo transmitir.

Aún recuerdo nuestros mejores momentos. Claro, sin considerar los que faltan. Muchas veces soñé con ella. Rememoro un sueño en especial: Estábamos en un camión. Ella conducía, y yo la acompañaba. Estábamos recorriendo sobre un jardín inmenso. Muy extenso.

Inesperadamente ella hizo un giro al timón. El camión no resistió lo brusco de la vuelta y se volcó. Sí, yo también pensaría que se trataría de un sueño trágico. Pero, no. Permítanme terminar la historia.

Salimos ilesos. Ninguna herida. Pero, algo curioso. Ella reía y mucho. Y me contagió. Luego ambos sonreíamos como si hubiésemos escuchado un chiste. Luego desperté y lo hice con una sonrisa. Tenía -quizás- unos 10 años cuando soñé eso.

Lo recuerdo desde entonces como si fue hoy.

Ahora que lo pienso, ese sueño -tonto, pueden tildarlo- ha resumido nuestra relación. Siempre, en medio de "accidentes", hemos reído. Y eso también me lo enseñó mi mamá, Griselda Ruiz Espinoza. La primera mujer de mi vida.

PSDT:
Pronto contaré sobre mi segunda mujer.

Comentarios