
Este
sencillo episodio me recuerda que la vida tiene estaciones donde nos apagan las
luces y nos llenamos de temores. Sucede cuando no vemos cumplidos los sueños
que una vez estuvieron en el corazón, cuando no vemos nada en un matrimonio que
parece desintegrarse, cuando no vemos esperanza en un hijo o hija en rebeldía. No
siempre podemos ver lo que pasará en el futuro con nosotros o los otros.
Por
eso muchas personas se afligen al no saber si tendrán éxito en aquello que
están emprendiendo, o si valdrá la pena renunciar de una compañía y aceptar la
propuesta de otra, o si les irá bien en el matrimonio, o si los hijos tendrán
lo necesario. No saben si serán despedidos en el próximo recorte de la empresa,
no saben si les irá bien en otro país, no saben… no saben… no saben… Ese es el
punto.
Da
miedo no saber lo que pasará.
Cuando
escuchamos a Adrián diciendo: “¡No puedo ver nada!”, Anielka y yo sabíamos que el
miedo se le pasaría rápido. Claro, la oscuridad era cuestión de segundos porque
pronto la pantalla se iba a iluminar; sin embargo, consideré oportuno decirle:
“Tranquilo, aquí estoy con vos, no va a pasar nada”. Por supuesto, yo sabía
cómo funcionaba todo. Él no.
Mis
estimados, es probable que no mires luz al final del camino de tu vida, pero
necesitas confiar en la voz de un Dios que te dice: “Tranquilo, aquí estoy con
vos”. Él sabe cómo funciona todo, nosotros no.
“Yo
sé lo que estoy haciendo. Ya lo tengo todo planificado –son planes de cuidarte
y no abandonarte, planes de darte el futuro que estás esperando” Jeremías 29.11
- The Message
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