Me resistía a pasar solo otro Día de los
Enamorados, pero ¿cómo resolverlo si no tenía novia? Y aún peor ¿cómo tener
novia cuando mi imagen no despertaba ningún interés? De cualquier forma, no
quería escuchar las burlas de aquellos amigos que alardeaban de sus relaciones,
y pensé en una solución: inventarme una novia.
Ese 14 de febrero de 1999 vestí mi mejor
pantalón y camisa, lustré mis zapatos, me embadurné de perfume y empaqué un
regalo que había comprado. Mi mama me miraba sorprendida porque jamás le había
contado de la “nuera” que tenía, y hasta la noté alegre. “¡Hey, mi hijo va a
visitar a su novia!”, dijo.
Hubo dos palabras crueles en esa etapa: nada y
nadie. No hay nada que celebrar porque no hay nadie con quien hacerlo. Y no
quería seguir viviendo a la sombra de eso. Tuvieron que pasar varios años para
darme cuenta que no hay tragedia tan grande como una vida perdida buscando lo
incorrecto.
¿Han estado en esa estación de la vida? Quizás
no han llegado al absurdo de inventar una novia, pero muchos intentan construir
una imagen “X” o “Y” para callar las voces que los hacen sentir miserables, y
luego se encuentran persiguiendo una vida que no les pertenece, pero que les
ayuda a sentirse aprobados.
Eso es desgastante. Jamás se podrá disfrutar
una vida que se construye para impresionar a otros.
¿Sabés porque pensás que la vida de otros es
mejor que la tuya? Porque ves la parte que te muestran. Puede que tengan una casa
más grande, pero ¿te has preguntado que pasa dentro de esa casa? Quizás te
llevarías algunas sorpresas.
Hace un tiempo leí: “La mayoría de los seres
humanos viven como extraños para sí mismos. La verdadera identidad queda
sepultada bajo los errores y las decisiones”. Mi estimado, disfrutá lo que sos
porque Dios no bendice lo que fingís ser.
Les termino la historia: al caer la noche salí
de la casa a visitar a mi “novia”, y como debía “matar” tiempo para darle veracidad
a la trama, me dirigí a un negocio de alquiler de video juegos. Pasé jugando
unas dos horas con un Súper Nintendo. ¿Y el regalo? No recuerdo que hice con él,
sospecho que lo boté.
Seis años después tuve realmente a mi primera y
única novia. Hoy es la madre de mis hijos.
“No han entendido cómo es que Dios nos aprueba.
Por eso trataron de ser aprobados a su manera y no aceptaron la manera como
Dios nos aprueba” Romanos 10.3 - PDT
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